sábado, 17 de octubre de 2015

Cuando las historias se cuentan en High Definition

El otro día vi la de Django, de Quentin Tarantino. Si hay algo que ha caracterizado a este director, además de deleitarnos con escenas de violencia gratuita y sin sentido, es el hecho de haberse convertido en uno de los directores fetiche, sobre todo entre los más jóvenes. En la película, resulta curioso como, tras un momento de quietud cansina, el director es capaz de romper de un plumazo esa paz, y endiñarnos en pantalla una masacre indiscriminada convirtiendo  el escenario en el Rosario de la Aurora. Miembros amputados, vísceras... En fin, qué les voy a contar, un juego narrativo de sadismo y psicopatía. Pero he de reconocerlo, señoras y señores. Esa escena me puso un poco palote, porque en ella aparecen combinados disparos, sonido envolvente, sangre y música rap de los 80 mezclada con la voz  del todopoderoso James Brown. Y para más inri, todo ello en High Definition. ¿Se puede pedir más? Vamos, unos segundos más, y ¿quién sabe?, lo mismo soy yo el que se va de aventuras por el lejano Oeste, pisando los talones a maleantes y sádicos y rescatando a mi amor incondicional de las garras de un terrateniente con los circuitos cruzados.
Del videoclip "Let's go for yihad. 

Después de que la dopamina se me bajase un poco y de hacer una valoración crítica sobre el contenido de la película, uno vuelve a la realidad como Don Quijote, y se da cuenta de las barbaridades que ha visto en pantalla. Sin embargo, eso del análisis parece un axioma que no todos parecen tener claro, sobre todo cuando en los periódicos se puede  leer  que una niña, tras un visionado de un video del Estado Islámico acaba decapitando a su madre, o que un joven canadiense, alejado de todo ese mundo sin sentido, se enrola en las filas de este grupo.  No cabe duda del  poder persuasor del ISIS. Y no solo por prometer un Califato de ensueño tipo Marina d’Or. La estrategia de propaganda que el Daesh ha elaborado también es un elemento fundamental en esta guerra. Si se analizan los videos, no hay mucha diferencia con las películas de Hoolywood, salvo que las ejecuciones, las explosiones y los muertos que aparecen son de verdad. Pero la forma del discurso audiovisual, el contraste entre un mundo de guerra y lo bucólico, los travellings, videoclips con una música de tensión, tráilers de cine, falsos documentales y la venta de un héroe que lucha por la construcción de un Estado regido por la Sharia parece saber jugar con la salud mental de chavales tocados por su delicada situación en un mundo con un crisis de valores, por su falta de cultura o por un momento de catarsis existencial onanista.  
Del videoclip Let's Go for Yihad

Entonces es que algo falla, porque dejarse embaucar por una realidad construida, sin pararse a pensar en lo que se está viendo, denota que la enseñanza no está dando sus frutos, y que la capacidad de análisis crítico se está tirando por los suelos. Incapacidad de análisis en los discursos, cuando nos cambian las palabras, cuando nos quieren vender un producto, cuando la tele o las informaciones pseudocientíficas de internet se nos cuelan por las costuras, o cuando nos creemos  las informaciones oficiales que proporcionan los organismos entre tanta diplomacia y tanta rueda de prensa.
El caso es tener actitud frente a los mensajes, sean del tipo que sean,  aunque esas historias nos las cuenten en High Definition.